“De aquel, que armado de una rosa,
viajó por los pueblos de los sueños…
A Javier (1942-1963)
La primera vez que escuché la
hermosa composición de Chabuca Granda, en aquel departamentito en pleno corazón
de San Borja, una curiosidad emanó de mi ser¸ ya que con toda la ilusión del
mundo, tenía entre mis manos el CD de Susana Baca “Espíritu Vivo”.
Cuando uno es joven, estudiante y
tiene la convicción de que puede cambiar al mundo, cualquier descubrimiento es
importante, y alimentamos nuestra ansia de aprender, entender y actuar, con la
inocencia y la curiosidad incansable de un niño. A veces, ese ímpetu por saber y aprender nos hace ver solamente lo que queremos ver.
Es así como entonces, no entendí la conexión de esta canción, con la vida de un
poeta, cuya obra había leído en el colegio (fragmentos de sus obras Río y El
viaje).
El fusil del poeta es una rosa, es una de las canciones de este
trabajo musical, que marcó un antes y un después en mi vida. La propia cantante
comenta en el CD que estuvo con la compositora Chabuca Granda en los momentos
en que de su arte, brotaron aquellas palabras, un hermoso poema, convertido en
música. (1)

La famosa compositora peruana
lloraba así (2), la muerte prematura del poeta JAVIER HERAUD PÉREZ, un joven limeño de clase alta, que por sus
ideales, se convirtió en un mártir de la revolución, un poeta guerrillero, que
tal vez nunca usó un arma contra otra vida. Si acaso con su único armamento, la
metralla de la palabra, cual “granada en
verso detonado” como explica la propia Chabuca, en una parte de su canción...
“va ganando la guerra con su rosa…”.
Esta última frase citada, no puede ser más elocuente y clara, ya que escrita en
gerundio, la acción queda inmortalizada para siempre; porque no está definida
ni por el tiempo, el modo, ni el número ni la persona. Es así, como siempre le
recordaremos.
Javier, representa el idealismo de una juventud perdida, la
sensibilidad de un artista, un poeta, cuyos deseos de libertad, justicia, y un
eterno amor por su patria, a la cual veía desangrarse día a día; labró un camino
en su joven corazón, que lo llevarían a
la política ( se inscribe en las filas del
Movimiento Social Progresista –MSP de tendencia Social-Demócrata), luego a la
revolución ( Fidel Castro y su revolución cubana terminarían de moldear su
espíritu inquieto) (3) y finalmente a la
muerte, a los 21 años de edad, en aquel río de Madre de Dios.
En los últimos meses
de su vida, escribe poemas en La Habana y en La Paz, bajo el nombre de Rodrigo
Machado, seudónimo utilizado como militante del Ejército de Liberación Nacional
del Perú (ELN). Es justamente desde la Paz, en donde emprende su retorno a la
patria, a luchar “su guerra contra el
imperialismo”, justo cuando el General Godoy regía los hilos de la dictadura militar,
después de realizar un golpe de estado en 1962, en plenas elecciones, al
término del mandato presidencial de Manuel Prado.
La época convulsa que lo tocó vivir enmarcó su trágico final,
del cual él mismo, en una parte del poemario El viaje (1961), describe con antelación
a tales hechos “Yo no me río de la
muerte”:
Yo nunca me río
de la muerte.
Simplemente
sucede que
no tengo
miedo
de
morir
entre
pájaros y arboles…
La miraré blandamente
(no se vaya a asustar)
y como jamás he reído
de su túnica, la acompañaré,
solitario y solitario.
Se dice que
aquel 15 de mayo de 1963 en Puerto Maldonado, veinte y nueve disparos le
alcanzaron, cuando él y otro compañero de lucha, huían en una canoa sin rumbo.
No estaban armados, y aquel compañero herido, tenía una bandera blanca en sus
manos. Pero los militares siguieron disparando, y los civiles, desde lo alto
del río, desde la ribera. El agua se tiñó para siempre de su sangre.
Las balas
eran explosivas, ya prohibidas de usarse en la guerra, una de ellas le alcanzó
el estómago tal como describe de manera valiente y conmovedora su padre Don
Jorge A. Heraud Cricet; en una carta dirigida al director del diario La prensa
el 23 de mayo, ocho días después del vil asesinato.
Toda Latinoamérica
se conmovió por lo ocurrido con aquel joven poeta, en Perú las protestas de
Cesar Calvo (su entrañable amigo y poeta), de Reinaldo Naranjo, de Arturo
Corcuera, de Gustavo Valcárcel y de todos los intelectuales de la época,
gritaron junto al padre de Javier, en unísono contra la barbarie cometida.
El gran
Pablo Neruda escribiría: “…Honor a su memoria luminosa. Guardaremos su
nombre bien escrito. Bien grabado en lo más alto y en los más profundo para que
siga resplandeciendo. Todos lo verán, todos lo amarán mañana, en la hora de la
luz”.
Aconsejo finalmente
que vean un reportaje sobre él, que realizó Canal N en el 2003, con motivo de
la celebración del cuadragésimo aniversario de la muerte del poeta guerrillero,
cuyos restos actualmente reposan junto a su padre en la ciudad de Lima.
La mejor
arma, dicen algunos es LA PALABRA, y la historia de este joven limeño debería
de servirnos como reflexión, de que ante todo lo que no es correcto en la vida,
no es suficiente, la mera contemplación de acontecimientos. La violencia no es ni será
nunca la respuesta. Pero las injusticias, los asesinatos, la pobreza y la
desigualdad social siguen siendo tan antiguos como nuestra existencia en
civilización.
Es fácil no
mirar desde nuestros “asientos cómodos”, de una vida feliz y normal, algunos
dentro de los que estamos en una clase media venida a menos, otros desde una posición adinerada, que nos hace perder el sentido real de las cosas.
Que en pleno
siglo XXI, hay gente que es asesinada, que muere de hambre, que es vulnerada,
que la corrupción y la crisis de valores actual, no es más que un mismo río que
nace y muere en el mar de nuestra cobardía, de nuestras ambiciones... una sed de
poder y codicia que alimenta sus aguas.
Entonces ¿Cuántas
guerras, cuántos fusiles tendrán que dispararse? ¿Cuántos Javier Heraud tendrán
que seguir muriendo? Una vez más este maldito y bendito gerundio.
Pues, ¿En
qué margen y en qué ribera estamos?
Que
disfrutéis del siguiente enlace, Chabuca
canta su propia composición una grabación inédita que se realizó el 13 de junio de
1968, una verdadera joya, cuyo texto habla por sí sólo:
(1)
Durante años creí que esta obra era de un
anónimo. Ni siquiera había ojeado por completo el contenido del disco de Susana
Baca que comprara en el 2002.
(2)
La gran Chabuca inmortalizaría hasta en 2 ocasiones
más, la vida del poeta, con dos obras musicales: “Las flores buenas de Javier” y “La
camisa”. Esta última se internacionalizó a través del cantante español Raphael
en la década de los setenta.
(3)
El poeta al renunciar al Movimiento Social Progresista,
por su falta de ideología coherente
diría“…“De ahora en adelante, me enrumbaré por la ruta definitiva donde brilla esplendorosa el alba de la
humanidad.”