
Muchas veces nos dejamos llevar
por películas de “digestión fácil”, resultando casi igual que la comida china,
con el perdón de la expresión, que al cabo de una hora es como si no hubiéramos
comido nada.
Me refiero aquellas sensaciones
tan preconcebidas y cuadriculadas, en donde ya sabemos de antemano las emociones que experimentaremos ante la
gran o pequeña pantalla; y me refiero a
la lágrima lacrimógena del drama ñoño y
excesivamente cursi o trillado, o al film de acción más gamberro que incluso
puede llegar a divertir, pero que sabes
que el guión era lo de menos, o tal vez, a aquella película de terror llena de litros
de sangre por escena. No quiero dejar fuera el género de comedia o el de
ciencia ficción, que muchas veces llegan a ser demasiado políticamente correctos
en el primer caso, o demasiado técnicos en el segundo.
Pero de vez en cuando, surgen
películas que “nos hacen pensar para luego sentir, o lo que es mejor, sentir
para luego pensar” según lo que cada uno prefiera. En este selecto grupo, de
acuerdo a mi humilde experiencia, se encuentra The Sessions, un film del año 2012, dirigido y escrita por Ben Lewin y protagonizado por un
extraordinario John Hawkes, una estupenda Helen Hunt’s y un más que correcto
William H. Macy .
El film nos transporta a la
pletórica visión sobre la humanidad, el
amor, el sexo y las relaciones humanas, a través de la incansable búsqueda de
un hombre, Mark O’Brien. Esta película
se basa en hechos reales, en una parte de la vida de este poeta y periodista norteamericano que falleció en 1999 a la edad
de 49 años, a quien su enfermedad no le limitó en lo absoluto. Una poliomielitis
muy aguda, lo dejó tetrapléjico durante su infancia, confinado el resto de su
vida a una máquina y un pulmón de acero.
Sin lugar a dudas una tremenda
historia real, de superación y de positivismo ante la vida. Mark era un
profundo creyente católico y decía que eso le llevaba a sobrellevar su
“estado”. Estudió y se graduó de la Universidad de California, en literatura
anglosajona y fue admitido en la Escuela de periodismo de Berkeley.
La película de Lewin, se basa en
su ensayo "On Seeing a Sex Surrogate” que se publicó en 1990. El film nos
relata los casi 11 últimos años de vida de Mark, es decir, cuando a los 38 años
decide perder su virginidad con una terapeuta sexual y con la orientación
espiritual de su amigo sacerdote Brendan ( un excelente William H.Macy),
experimentando aunque tarde, el amor y el sexo en todo su albedrío, una vez
vencido los miedos, las culpas y los prejuicios, tabúes de su propia existencia.
En lugar de estar ante un fuerte
drama, la película trata la “intimidad” con una explicitud y una honestidad tan
profunda que pocas veces se ha visto en el cine. El guión es sobresaliente por
su mordaz inteligencia. Nos ofrece una profunda armonía entre la emoción, la
sensualidad, la ironía y la sutilidad de su temática, desarrollando a los dos
personajes principales en una perfecta simbiosis de sentimentalidad compleja, franca y sin tapujos, en dos
niveles: el físico y el espiritual. El resto del reparto también es digno de
mención como la cuidadora de Mark, Moon Blodgood.
Hawkes realiza una actuación notable como Mark
O’Brien, todo un escándalo que no haya sido nominado a los premios Oscar. Y he
de agregar, que en mi humilde opinión al haber visto Lincoln, el gran
Daniel Day-Lewis no hubiera podido hacer
nada ante el enorme trabajo actoral de
este hombre. Su transformación física es impresionante, inclusive su voz
(recomiendo verla en V.O.) con un timbre muy parecido al original…conectas con
él desde el primer momento, su interpretación
arranca ondas de emoción, con la profunda personalidad asustadiza e
inocente de su personaje, que de forma especial, formula los avances,
retrocesos y esperanzas, a lo largo de todo este “extraño viaje sexual”. Una oda a la vida, a través de un calmado e
intenso discurso de Hawkes, que en su interior se refleja en un fuerte grito,
por buscar y encontrar algo que se la
había sido negado durante mucho tiempo.
Helen Hunt’s en el papel de la
terapeuta sexual para discapacitados, Cheryl Cohen-Green simplemente aborda con
una naturalidad, honestidad y profundidad su personaje, desnudos incluidos; que
junto con Hawkes dejan escenas memorables en el film, en especial cuando en la
intimidad, ambos conforme avanzan las terapias, van quitándose “velos” hasta
realmente conectar. Me declaro fan de esta mujer, por favor ¡que le den más
papeles y siga haciendo cine!
El director Lewis, moldea de
forma refrescante la forma de abordar el sexo con bastante claridad, como si
fuera un manual para todos aquellos que quieran disfrutar del mismo y empiecen
a conocer su cuerpo. La objetividad de las notas que graba en su magnetófono
Cheryl y los precisos pasos que da resultan ser un proceso de iniciación sexual
nada engominado y sin medias tintas, dejando en evidencia que se puede hablar
de sexo sin tapujos, separando sin ambages sexo y amor.
Simplemente, al terminar de verla
te cuestionas sobre lo “discapacitados
que podemos llegar a ser emocionalmente”.
La historia de este increíble hombre, nos hace
despertar de un profundo sueño, creado de prejuicios, culpabilidades, eternos
miedos y un largo etcétera...que nos impide entender el mayor milagro, creado
por Dios, la existencia humana y sus relaciones.
Finalmente os dejo un pequeño
poema de Mark, que aparece en el epílogo de la película:
“Poema de amor para nadie en particular”
Déjame
tocarte con mis palabras.
Ya
que mis manos yacen inertes
como
guantes vacíos.
Deja
que mis palabras golpeen tu pelo,
se
deslicen por tu espalda y cosquilleen tu vientre.
Ya
que mis manos, ligeras y libres como ladrillos,
ignoran
mis anhelos y rehúsan obstinadamente
llevar
a cabo mis deseos más silenciosos.
Deja
que mis palabras entren en tu mente
llevando
antorchas.
Admítelas
voluntariamente en tu ser.
Para
que ellas puedan acariciarte
suavemente
desde dentro.
Por cierto, es incomprensible que en español el título sea “seis sesiones de
sexo”
No dejéis de verla.
http://www.youtube.com/watch?v=Fy2y7UIpgP4
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